La literatura menor no existe

La literatura menor no existe

La literatura menor es, por supuesto, la que está escrita para mujeres, no podía ser de otra manera. Si, además, la escribe una mujer, tenemos el pack completo para no considerarla, ni siquiera, literatura, sino burdo entretenimiento para mentes simples.

Si te he enfadado con la primera frase, pero has seguido leyendo hasta aquí, permíteme, por favor, que te desenfade con el resto del artículo. Ese primer párrafo lleva un tono sarcástico que, simplemente, repite lo que se pensaba hace tiempo y que, por desgracia, aún hay personas absurdas que lo siguen pensando. Sus mentes sí que son simples.

Un asunto de géneros… literarios

En realidad, la mal llamada literatura menor no era (es) un asunto de mujeres, sino de géneros, aunque de géneros literarios. Y de formatos también. Sí, vale, y de mujeres, pero no sólo de mujeres.

Parece una tontería, pero aquellos prejuicios de antaño ―de muy muy antaño― nos siguen marcando hoy, por eso es importante hablar de este tema y dejar de perpetuar ideas que ya no se ajustan a la realidad literaria.

Te voy a comentar algunas cosillas que son consideradas como Serie B en la literatura.

Novelettes

Uno de esos formatos repudiados por la «literatura seria» era la novelette. Te comentaba en otro de mis artículos que la novelette era a la novela lo que la opereta a la ópera: géneros menores para las masas.

Por suerte, eso ha cambiado y los lectores reconocen las ventajas de leer novelettes: lectura breve que es fácil terminar en muy poco tiempo, se centran en la historia principal. También los escritores se han dado cuenta de las ventajas de escribir novelettes.

Por ejemplo, fue una novelette ―publicada por primera vez en una revista― la que proporcionó un premio a Ernest Hemingway: El viejo y el mar. Te hablé de eso aquí.

Recuerdo aquellos pequeños libros que contenían historias del viejo oeste. ¿No era literatura erudita? Qué más da. Muchísima gente se enganchó a la lectura gracias a esas novelettes de indios y vaqueros.

La mayoría de las editoriales no querían publicar novelettes. Por suerte, esto ha cambiado con la autopublicación y el nacimiento de editoriales pequeñas. Y no olvidemos que, hoy en día, muchos lectores prefieren algo breve, algo que puedan empezar y terminar en unos días o un fin de semana.

Literatura infantil y juvenil (LIJ)

Cuando se habla de literatura, cuando se mencionan títulos de grandes obras literarias, nunca sale a la luz lo que se escribe para niños y adolescentes.

Quienes somos lectores desde niños, hemos empezado con esta literatura, incluso con tebeos (es que en mis tiempos eran tebeos, no cómics). ¿Qué ocurre, entonces, cuando llegamos a la vida adulta? ¿Por qué nos olvidamos de esas lecturas estupendas que nos embaucaron positivamente?

Es cierto que, hoy en día, se le da más importancia a esta literatura. Quienes escriben para esas edades se lo toman muy en serio, no como algo facilón para rellenar páginas sin esfuerzo. ¿Por qué? Porque, al contrario de lo que se suele pensar, escribir para niños y adolescentes no es fácil.

Quienes escriben LIJ aprenden a escribir LIJ, se forman en LIJ, conocen a su público, saben que sus libros son literatura.

Quienes leen LIJ disfrutan con esas historias, guardan algunos de esos libros durante toda su vida, se los pasan a sus hijos/sobrinos/alumnos. También saben que están leyendo literatura, así, con todas sus letras: l-i-t-e-r-a-t-u-r-a.

Romántica / Feelgood

Las historias románticas son para mujeres.

Es una afirmación que no comparto, por supuesto, pero la escribo así, rotunda, porque es lo que se ha dicho siempre. Y sí, se sigue diciendo, aunque menos (¿un 15% menos?), pero ahí sigue el maldito cliché.

Que conste que, aunque uno Romántica y Feelgood en el mismo apartado, no son lo mismo. Cada uno tiene sus características, pero comparten los mismos prejuicios.

No acabo de ver la relación entre las historias de amor y la mala literatura ―o la literatura simplista―. Estoy segura de que no la veo porque no existe.

Que una trama sea romántica no significa que tenga mala narrativa, nula documentación, personajes no trabajados. Tampoco significa que sólo las mujeres las escriban y/o las lean. Por lo tanto, las novelas románticas no son cosa de mujeres ni con narrativa insustancial.

Esta percepción tiene que ver con la ―muy antigua― idea social de que la mujer no estaba hecha para pensar ni razonar grandes cuestiones, así que los temas simples, como el amor, estaban a su bajo nivel intelectual. Lo triste es que, hoy en día, se siga batallando contra esto.

La escritora Paola Álvarez te demuestra en su blog que escribir Romántica no es algo simple ni carente de técnica.

Prejuicios contra el lector

Empecé este artículo convencida de que los prejuicios contra esa literatura menor eran contra los escritores y las obras en sí.

A medida que iba escribiendo y analizando los porqués de esos prejuicios, me he dado cuenta de que son contra los lectores. ¡Contra los lectores!

Los niños, qué sabrán ellos de literatura, qué criterio literario pueden tener.

Los adolescentes, con la cabeza atolondrada todo el día, no saben apreciar a los clásicos.

Las mujeres, ay, las mujeres, que leen con el corazón porque no saben pensar con la cabeza, por eso necesitan tramas simples.

Y ya basta de sarcasmo, no sea que te creas que digo estas cosas en serio.

Podríamos decir que casi todos los géneros literarios (y, por ende, sus lectores) tienen que sufrir prejuicios por diferentes motivos. La mayoría se engloba en esa literatura menor, salvando a algunos autores. Es decir, por ejemplo, la fantasía no es literatura (no lo digo yo, recuerda), excepto Tolkien.

Leer sin prejuicios

Hay géneros que no leo, lo admito, pero no es porque tenga prejuicios contra ellos o porque piense que son literatura menor, sino porque cada cual tiene sus preferencias y yo también tengo las mías.

Que yo no lea ciertos géneros literarios, ciertos libros, ciertos autores no significa que los considere menores ni de baja calidad. Como he dicho, cada lector y cada autor tira en una dirección, o en unas direcciones. Diversidad literaria para leer y para escribir.

No hace mucho, escuché decir a un autor que la novela contemporánea es aburrida y que lo que mola es la Fantasía. No sé si lo dijo con ánimo de provocar -por eso ni reaccioné ni lo he comentado en redes- o porque se le ha subido la no-fama a la cabeza. Da igual. Lo triste es que hay gente que realmente piensa eso, es decir, que realmente tiene todavía prejuicios contra ciertos géneros literarios.

Una cosa es pensar «ese tipo de historias no me llama la atención/no me gusta pasarlo mal (terror, asesinatos…)» y otra muy diferente es afirmar «cualquier historia de ese género es aburrida/insulsa/basura/de bajo nivel…».

Prejuicios.

Espero que no estés en el segundo grupo.

¿Hay algún género que no lees? Yo no leo terror.

Leyendo este artículo, ¿te has dado cuenta de algún prejuicio que no sabías que tenías?


Isabel Veiga López

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Dos libros (Volver a entender, A Friend of Dorothy Again), dos marcapáginas, en la arena, al lado de una estrella de mar.

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