La (in)visibilidad de las escritoras

La invisibilidad de las escritoras
La invisibilidad de las escritoras

No voy a hablar del pasado invisible de las mujeres en la literatura o en cualquier otro aspecto profesional y creativo. Para eso, puedes leer Una habitación propia, de Virginia Woolf. Es un discurso en el que analiza el porqué de esa invisibilidad de las escritoras durante siglos.

Yo voy a hablar del presente y de mi percepción de lo que está pasando desde mi propia experiencia como mujer de cierta ―más bien incierta― edad.

Viajemos a los 80

No sé si tienes edad suficiente para recordarlo, pero antes, en las reuniones familiares, cuando se terminaba de comer, las mujeres se iban de la mesa y dejaban allí a los hombres. Ninguna mujer se quedaba en la mesa porque no era decente. Esto sigue pasando en muchos países.

En el programa «La república de las letras» de la serie de RTVE Ochéntame otra vez, Rosa Montero y Almudena Grandes nos cuentan cómo era la situación en aquella época y cómo se rebelaron para acabar con ella. Puedes escucharlo a partir del minuto diez ―te dejo el vídeo al final―, pero te hago un resumen.

Cada vez que había mesas (reuniones) para hablar de literatura, éstas se separaban por género: los hombres, primero; las mujeres, después. Literatura de mujeres. Como si no pudiesen compartir opiniones con los hombres.

Las dos escritoras comentan que tanto ellas como otras autoras se rebelaron contra eso, negándose a participar durante años en esas mesas apartadas. Ganaron. Consiguieron quitarse la etiqueta de «mujer escritora» y, por lo tanto, dejaron de estar apartadas.

Hoy en día

Tengo la impresión de estar viviendo otra vez en los 80, que no estaría nada mal en muchos aspectos ―ay, qué tiempos, qué recuerdos de adolescencia―, pero no en éste.

Oigo hablar de propuestas como «yo leo autoras», «mes de autoras», y no acaban de convencerme. Comprendo por qué se hacen, por qué han surgido, pero creo que necesitan matices, nada más.

Soy mujer, soy escritora, pero no participo en esas propuestas. Siento que me apartan de los hombres escritores, que me ponen en una mesa aparte, que vuelvo a la casilla de salida de los 80 y décadas anteriores y no me gusta. No quiero levantarme de la mesa al acabar de comer. No me siento cómoda en el papel que quieren asignarme de «mujer escritora», como si mi condición femenina tuviese que ir pegada a mi profesión.

Estoy de acuerdo con que, aún hoy en día, necesitamos visibilidad. Sí, estoy de acuerdo, pero no quiero ser visible en una mesa aparte, en una estantería de «mujeres», en una propuesta concreta, en reuniones virtuales sólo para escritoras.

Eso no significa que sea inflexible y que no acepte estar en ninguna de ellas. Por supuesto que acepto participar en una charla de mujeres escritoras, pero es por ser escritora, no por ser mujer. También acepto participar en charlas mixtas.

Quiero ser visible por mí misma, que quien lea mi novela sea porque quiere leer esa novela y no otra, y no porque toca leer a una autora, como si se necesitase participar en esas propuestas para auto-obligarse a leer escritoras. Que no digo yo que no hay personas que necesitan imponerse algo así, y por eso dije que comprendo las iniciativas, pero yo no lo necesito.

Hemos mejorado en visibilidad, pero no en condiciones ni en todos los países

Llegados a este punto, me pregunto de quién puede ser la culpa de que todavía se lean más libros escritos por hombres porque no creo que podamos ya apuntar únicamente a las editoriales.

Hace años, se les echaba la culpa de publicar principalmente a hombres, de no apostar por mujeres, pero no sé si es el caso hoy en día. Los lectores pueden elegir incluso leer libros autopublicados, así que no toda la culpa recae ya sobre las editoriales, creo yo.

Si hay hombres que no leen a escritoras, la culpa es de ellos, no del sector editorial. Quien decide siempre es el lector. Hoy en día, tenemos un amplio catálogo en librerías y en autopublicados, así que no hay motivo para no leer escritoras.

Marta Querol hizo una encuesta de andar por casa en Twitter para saber cómo va el tema de leer autoras. Te cuenta el experimento y sus resultados en este artículo.

Editoriales

Antes de la autopublicación, las editoriales decidían a quién publicar. El mundo literario tenía montones de hombres para elegir, y no tantas mujeres.

La escritora Ángeles Caso, en la presentación en su blog, te explica bien por qué había (hay) menos mujeres en el mundo de la literatura. Tiene que ver con cómo estaban repartidas las tareas en la sociedad y en el matrimonio hace no muchas décadas y cómo afectaban también a las artes.

Por suerte, siempre ha habido mujeres que han esquivado sus roles, y siempre ha habido editoriales apostando por ellas, pero los hombres lo han tenido siempre mucho más fácil para ser escritores. Vale, para ser escritores y cualquier otra profesión.

Lectores

Sin embargo, hoy en día, las editoriales ya no tienen todo el poder, por suerte. La lista de autopublicados es enorme y sigue creciendo con hombres, mujeres y todos los géneros y no-géneros de personas.

Hay escritoras de terror, de fantasía, de novela negra. Escritoras que se alejan muchísimo del tópico de novelas románticas y que están ahí, a un click del lector.

Entonces, mis preguntas sin respuesta son: ¿es el lector quien rechaza libros escritos por autoras o rechaza libros autopublicados? ¿Se sigue manteniendo el cliché de que las escritoras tratamos temas de «literatura menor» que no interesan a los hombres? ¿Hay más lectoras que lectores? ¿Hay más escritores que escritoras?

Autopublicación

Los escritores independientes no dependemos de las editoriales. Las plataformas de autopublicación no discriminan. Cualquiera puede publicar hoy en día ―para bien y para mal―. Lo único que debería importarnos es la calidad del libro y su temática.

Es difícil llegar a una conclusión acerca de la visibilidad de las escritoras en la autopublicación a fecha de hoy porque las grandes plataformas no tienen datos públicos acerca de si hay más escritores o más escritoras (o cualquier otro género/no género, repito).

El mensaje mal entendido

Las mujeres llevamos años luchando para que se nos trate igual que a los hombres, para estar con ellos en esas mesas de las que nos apartaban. Sin embargo, o no miramos bien al pasado, o no lo entendemos y, por lo tanto, repetimos los mismos errores.

Es cierto que hay muchas mujeres que tienen que seguir peleando para tener su espacio, su habitación propia para escribir ―como reclamaba Woolf―, su tiempo. Es cierto que todavía hay demasiados países en los que las mujeres no pueden ni soñar con escribir, mucho menos con llegar a algo profesional en la escritura. También es cierto que hay que seguir luchando para que se nos considere buenas escritoras de cualquier género, para quitarnos el cliché de románticas. Y a pesar de tanta certeza, sigo pensando que agruparnos como mujeres, aunque hace ruido y nos da algo de visibilidad, es volver atrás porque seguimos en mesas aparte.

Iba a preguntar su opinión a Rosa Montero y a Almudena Grandes para incluirla en este artículo, pero me ha dado vergüenza enviarles un mensaje. Me puede la timidez.

Otra posible propuesta

Ya que las mujeres tenemos todas las oportunidades en la autopublicación, mi propuesta es leer más libros autopublicados. Necesitamos romper el mito «compra en librerías, no en Amazon» porque todos sabemos que ese mito nos está perjudicando muchísimo a quienes publicamos por independiente e híbrido y no tenemos nuestras novelas en las librerías. De eso ya te hablé aquí. También te expliqué en este artículo qué es un escritor independiente.

¿De qué me sirve que se lea a mujeres si se sigue leyendo más libros de editoriales y yo no estoy en ellas?

Es una conversación de terraza, tapas y cerveza

Sí, hay muchos temas que es mejor tratarlos en persona, escuchando el tono de voz y viendo el lenguaje corporal, y éste es uno de ellos. No me importaría hablarlo a través de una pantalla porque reconozco que explicar estas cosas por escrito no es lo más sencillo.

De momento, ahí lo dejo como posible tema de conversación.

Por si se te ha pasado el enlace del programa de RTVE, te lo dejo aquí:

https://www.rtve.es/alacarta/videos/ochentame-otra-vez/ochentame-otra-vez-republica-letras/4500107/


Isabel Veiga López

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Dos libros (Volver a entender, A Friend of Dorothy Again), dos marcapáginas, en la arena, al lado de una estrella de mar.
Novela Volver a Entender

4 Comentarios

  • Mar

    Querida Isabel, cada día me gustas más. Eres certera, respetuosa, ahondas en los temas como si fueras una periodista de investigación, y encima no puedo estar más de acuerdo contigo.
    Quiero, como tú, estar en la mesa con los que me aportan, y me importa un pimiento si hacen pis de pie, sentadas o haciendo el pino. Cada uno hace las cosas a su manera.
    Bravo por ti. Y cuando quieras, una cerveza a través del zoom.

    • Isabel Veiga López

      Uf, muchas gracias, Mar. Sé que es un tema complicado de explicar en un artículo, sobre todo si no quiero extenderme, pero necesitaba decir lo que he dicho. Creo que la manera de darnos visibilidad es a través de reseñas, por ejemplo, pero no porque toca reseñar a una escritora, sino porque se reseñan los libros sin importar el género de quien los escribe.

  • Pilar

    Pues considero que te has explicado muy bien, Isabel. Y como ya te ha dicho Mar, siempre desde el respeto y la honestidad.

    Comparto contigo muchas (bueno, ¡todas!) de las ideas que has plasmado. Y como dices tú, yo también quiero ser leída porque les apetezca leerme o la sinopsis les resulta interesante, no porque sea mujer.

    Sin ánimo de ofender, hace tiempo que me siento algo empachada de toda la visibilidad de escritoras. Entiendo y conozco el porqué se ha llegado a este punto, pero tengo la impresión de que empieza a ser revolucionario ser mujer y declarar abiertamente que lees a escritores y no exclusivamente a escritoras.
    Y sí, por supuesto, la visibilidad también abarca la autopublicación. Ahí es donde necesitamos ser visibilizadas.

    Ay, es que por mucho que me proponga ser breve, al final me enrollo…

    Resumiendo: me ha encantado leerte y sentirme un poco menos sola respecto a la opinión de la visibilidad.

    PD1- Yo también me apunto a esa cerveza vía Zoom.

    Pd2 – Me ha encantado leer el texto de Ángeles Caso.

    • Isabel Veiga López

      Muchas gracias por leerme y comentar. Y yo que pensaba que nadie iba a estar de acuerdo conmigo. Mientras hablemos con respeto, acepto todo tipo de opiniones bien argumentadas.

      Yo también comprendo el porqué de esas propuestas de leer escritoras, pero creo que se ha desvirtuado un poco. Seguiré leyendo libros, aunque a veces me da por leer a cierto escritor o a una escritora en particular. En general, elijo libros y depende de su género y tema. El artículo de Ángeles Caso me abrió los ojos hace ya muchos años, pero no por el tema mujer, sino por el tema escritura.

      Si algún día se hace un Zoom cervecero, yo encantada. Saludos.

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