Escribir en otro idioma

El año pasado escribí una historia en inglés. Era un relato y se lo había prometido a los niños de una de mis clases, así que tuve que hacerlo. Lo bueno de prometer algo en voz alta es que tienes que cumplir. Fue un reto y, aunque a los niños les encantó, yo no quedé contenta con el resultado final.
Dos opiniones tan diferentes sobre el mismo relato tienen sentido porque miramos diferentes aspectos del texto. Los niños lo disfrutaron porque algunos de ellos aparecían en la historia, porque transcurría en su colegio, porque su profe y yo también estábamos ahí. Es decir, les gustó porque se sentían identificados con el entorno del relato. A mí me habría gustado que realmente sucediese lo que escribí, por eso el título es A Teacher’s Wish.
Yo no lo disfruté. Mi propio relato no acabó de convencerme por su estilo, por cómo estaba escrito. En mi muy autocrítica opinión, le faltaba ese toque inglés que no tuve en cuenta al escribirlo. No lo escribí en español para luego traducirlo, sino que nació en inglés. Aun así, me he dado cuenta de que le faltaba sabor British. Menos mal que lo salvé con la trama y los personajes. La importancia de los personajes.
Leer en otro idioma
Lo que quiero decir con esta introducción es que escribir en otro idioma no consiste sólo en poder hablar ese idioma. No se trata de saber vocabulario, expresiones, maneras de hablar. Escribir relatos o novelas, en cualquier idioma, es conocer su literatura y su público objetivo. ¿Recuerdas ese consejo que está por todas partes, el que dice «si quieres escribir, tienes que leer»? Pues eso. Te lo repetiré más adelante. Fíjate que hablo de escribir en otro idioma, no de traducir tu obra a otro idioma. Para eso, puedes escuchar este podcast de Ana González Duque.
Supongo que en una traducción es diferente. Traducir un libro a otros idiomas es un tema aparte porque se respeta el estilo del autor que no escribió pensando en ese público internacional. Creo que lo que he comentado en este artículo puede ser el motivo de que alguna literatura extranjera traducida a nuestro idioma no acabe de ganar público entre nosotros. Tal vez, sólo tal vez, su estilo no encaje con el nuestro. No lo sé.
Hablar otro idioma no es suficiente
Hace años que vivo en Inglaterra, que trabajo en un colegio inglés, me defiendo sin problemas en mi día a día, daba clases de inglés en España. Sin embargo, no ha sido suficiente para escribir un relato que estuviese a la altura de las circunstancias. ¿Por qué crees que pudo ser? Sencillo, porque no conozco el estilo literario inglés. Apenas leo en inglés y, lo poco que leo, suele ser literatura infantil en el colegio, no me empapo de literatura inglesa de la que aprender, y eso que tengo en casa unos cuantos libros, pero reconozco que soy muy perezosa para leer en inglés. Hablo inglés, sí, pero no creas que soy fantásticamente bilingüe rayando lo nativo. Qué va. He releído lo que acabo de escribir y me he descrito de tal manera que parece le doy clases de inglés a la reina. Lo que he querido expresar es que conozco el idioma lo suficiente como para hacer mi vida aquí sin problemas lingüísticos, nada más. Sin embargo -aquí viene la excusa-, después de pasarme el día en el trabajo hablando, leyendo, escribiendo cosas de trabajo en inglés, cuando llego a casa sólo quiero mi español. La tele es en inglés también, vale, al igual que algunas visitas de amigos, pero nada más. Mis lecturas son en español.
Si conoces ya todos los consejos con los que nos bombardean a los escritores noveles, sabrás que uno de los principales es leer. Debemos leer variedad tanto autores como en géneros. Hay que leer para ver cómo se usan esas técnicas de las que nos hablan y por qué no funcionan siempre. ¡LEER!
Claro, si escribes en español, lees en español, es lo normal. Pero resulta que te has pasado dos años viviendo en Liverpool para mejorar tu inglés y tu conocimiento acerca de los Beatles, y crees que estás más que preparado para escribir en inglés.
Echas mano de todo lo que has aprendido, de todos los consejos que has oído, pones en boca de tu personaje alguna expresión e incluso pronunciación local, pero la historia no acaba de funcionar. Tu estilo es español y los ingleses no están impresionados con tu manera de escribir.
Pensar en otro idioma
Lo que ocurre es que, aunque hayas escrito directamente en inglés, has pensado en español para escribir en inglés (donde digo inglés quiero decir cualquier idioma que no sea el tuyo). Incluso si, como en mi caso, la historia surge directamente en inglés, sin traducciones que hagan perder matices, está pensada de manera española. Esto sucede porque escribir no consiste en juntar palabras, sino en darles el estilo apropiado a su género e identidad lingüística. Por eso, no importa un pimiento que tengas un nivelazo del idioma que roce lo nativo. Si no lees en ese idioma, si no conoces su literatura, tus relatos no tendrán la calidad que esos lectores esperan.
Cuando hablo de pensar en otro idioma, no me refiero a prepararte para ir al supermercado y, sin pretenderlo, pensar en la lista de la compra en el idioma del país. Como escritores, pensar en otro idioma significa asimilar los conceptos de escritura necesarios para soltarlos en el papel y que encajen con el gusto general del público (esto es muy amplio, lo sé).
En uno de los podcasts de 30 teclas por hora, en el titulado «Escribir desde el extranjero», comentan también este tema y opinan lo mismo: no es lo mismo hablar un idioma que escribir en ese idioma. Pero si hasta nos cuesta, a veces, escribir un correo electrónico en otro idioma. Si fuese fácil, cualquiera podría ser escritor de cualquier idioma, incluso del suyo, pero no es así, ¿verdad?
No hay traducción para todo
Te das cuenta de que estás pensando en español porque hay expresiones que en tu lengua materna quedan estupendamente, pero en ese otro idioma no hay nada parecido o, si lo hay, no tiene la misma fuerza o el mismo matiz. Estás pensando en ese idioma, sí, pero te encuentras limitado para decir cosas que necesitan esa palabra que da el matiz exacto. Sólo se me ocurren ejemplos negativos como «jodidamente cansino, puto jefe de mierda…». ¿Por qué no puedo pensar en una frase normal?
Una compañera de trabajo a la que yo le daba clases de inglés, me preguntó cómo llamar «rude» a alguien. Me lo tuve que pensar mucho, porque «rude» es una de esas palabras muy cómodas en inglés que abarcan diferentes situaciones, pero que, en español, necesitas varias palabras dependiendo de lo que quieras expresar. «Maleducado, grosero, descortés, borde» y la lista sigue. En un caso así, el problema sería para un inglés que quiera escribir en español. Me recuerda a la frase «el cielo es el límite», que está traducida literalmente del inglés, cuando tenemos nuestra propia frase «no hay límites».
Reaprender como un niño
Yo me he dado cuenta a tiempo, menos mal. Los niños insisten en que quieren otra historia y la he empezado a escribir. Esta vez, estoy prestando atención a sus clases de lengua, que consisten, básicamente, en aprender a redactar, en ser buenos escritores. También estoy leyendo un poco más en inglés. Ya, ya, debería leer mucho, pero es que me paro a analizar las frases. Suena a excusa y lo es.
La ventaja que tengo al estar en un colegio de primaria es que no sólo aprendo lo que aprenden sino cómo lo aprenden. Les enseñan a escribir poesía, cartas persuasivas, redacciones de diferentes géneros, artículos de periódico, postales, carta de presentación para un trabajo… No lo hacen todo en el mismo curso, por supuesto. Se adapta todo a su nivel y se entremezcla con gramática, puntuación y spellings. Y leen, leen mucho, y la profesora les lee en voz alta el libro de turno.
Otro aspecto muy importante de la escritura es la corrección, y también lo hacen. Tanto la corrección de textos propios como la de los compañeros. Aprenden a hacer comentarios y a aceptar los comentarios ajenos acerca de sus redacciones, sin ofenderse como algunos divos novatos con egos absurdos. Todo eso lo aprendo yo a la vez que ellos.
Empieza por algo pequeño. Y lee.
Si quieres escribir en otro idioma, lee en ese idioma. Fíjate en su prosa, en los recursos narrativos que utiliza, en cómo, cuándo y por qué los utiliza. Toma nota de la puntuación. Los diálogos, por ejemplo, se marcan de diferente manera en inglés, aunque esto ya lo sabes. Analiza cada frase, cada párrafo, para ver si abusan de adjetivos, de los adverbios, o si son minimalistas en vocabulario. Toma nota de si les gustan las descripciones recargadas o si van soltando pistas aquí y allá. Sabemos cómo debemos hacerlo en español, pero puede que no sea igual en finlandés. Cada idioma tiene su estilo literario y debemos adaptarnos. Me atrevo a afirmar que, incluso en español, cada país tiene su estilo y lo podemos comprobar cuando leemos novelas de diferentes países sudamericanos.
Te sugiero que empieces escribiendo microrrelatos en ese idioma. Ya sabes, unas cuantas líneas para ir practicando. Deja los diálogos para más adelante. Si tienes amigos nativos de ese país, pídeles que lean lo que has escrito. Al ser sólo unas cuantas frases, les resultará más fácil hacerte el favor, pero recuérdales que deben ser sinceros. Un microrrelato que sea una descripción, otro que hable de sentimientos, otro en primera persona, otro de terror. Experimenta y añade los consejos que te den. Reescribe.
Busca grupos y foros de escritores en ese idioma. Esto se me acaba de ocurrir. Lee lo que escriben, lee mucho, antes de publicar. Fíjate en los comentarios que reciben, si son sinceros, si ayudan a mejorar. Espero que sean grupos más serios que muchos en español. Ya me entiendes, esos grupos con mil faltas de ortografía y puntos suspensivos al final de cada frase, y los comentarios diciendo «qué bonito, me ha gustado», sin aportar nada más porque bien saben que el autor no busca nada más.
Yo voy a seguir escribiendo mi nueva historia en inglés para los niños del cole. Tengo el principio, que impacta y engancha, que he mimado y retocado intentando alcanzar ese algo que me faltó en la historia anterior, aunque todavía no tengo ni la menor idea de cómo enfocar el relato. ¿Misterio con un poco de terror? ¿Incluiré algo de ciberbullying? No lo sé. Mi mayor problema va a ser cómo incluir todos los nombres, porque todos quieren estar en la historia. Veremos si soy capaz de dar un pequeño papel a toda la clase. Treinta y un nombres, casi nada.
…………………………….
La foto es mía. También la escritura y los rotuladores de colorines.

¿Te gustaría recibir mis newsletters para conversar? Accede al formulario de suscripción desde aquí antes de irte o desde los menús en cualquier momento.

3 Comentarios
J. C. Hidalgo
Asi mismo es. Traducir no es hablar. Hay toda una cultura, una conducta y una forma de pensar detrás de un idioma. Incluso viviendo en Uk tanto tiempo, seguimos sin pensar como ellos, ni entender su forma de pensar…
Isabel Veiga López
Exacto. Después de tantos años, nos siguen sorprendiendo algunas actitudes y despropósitos.
Pingback: