Todo el tiempo del mundo

He visto que no soy la única que ha ignorado lo que había planeado para el blog porque necesitaba escribir algo diferente. Es difícil no hacer referencia, de una u otra manera, a esta situación tan caótica que nos ha tocado vivir. Todo ha cambiado y escribirlo puede ser una necesidad y un testimonio.
Sin embargo, no he venido a hablar de malas noticias ni de ese enemigo invisible que acecha en cada abrazo a nuestros seres queridos. Quiero centrarme en la escritura y en nuestros reajustes personales para adaptarnos a nuevos horarios y emociones.
Estoy como tú, a salvo en casa —o eso espero—, saturada de información, de noticias, de cifras que deberían ser nombres de personas. Necesito un descanso, por mi propia salud mental.
Publicar un artículo en un blog de escritura para hablar de la situación mundial y de mis miedos y pataletas no tiene sentido y no beneficia a nadie. Para quejarme, tengo mis diarios, el personal y el de escritora. Este espacio es para desconectar. Desconectemos, pues.
Todo el tiempo del mundo…
Los que trabajamos y tenemos la escritura como una segunda opción nos pasamos la vida deseando tener más tiempo para escribir. ¿Te ha pasado a ti también? Bueno, pues deseo cumplido. Ya, ya sé que, al igual que yo, no lo querías de esta manera. Preferiría seguir quejándome a tener tiempo para escribir por una situación así. Pero es que no está en nuestras manos, no hay nada que podamos hacer para cambiarlo (vale, quedarnos en casa, eso sí lo podemos hacer). No es ser egoísta, es adaptarse a las circunstancias.
Ahora puedes avanzar con tu novela, novelette, libro de relatos, blog, poemas. Corregir, reescribir, terminar, experimentar. Tienes todo el día todos los días, como los escritores famosos, como los que se dedican a esto a tiempo completo.
Sin embargo, tener tiempo no significa avanzar. Es decir, el tiempo, por sí mismo, no funciona. Es sólo un ingrediente y debe ser mezclado con otros para que los buenos resultados salgan a la luz. Seguro que, a estas alturas, ya te has dado cuenta.
Tienes tiempo, sí, pero ¿lo has organizado? Si no sabes muy bien cómo organizar tu tiempo, escucha a los profesionales. Algunos reescriben por las mañanas y escriben por las tardes. Otros lo hacen al revés.
Si te cuesta tener un horario —y cumplirlo, por supuesto— busca vídeos, podcasts, blogs. Toma notas, prueba diferentes estrategias, encuentra la tuya. Organizar tu tiempo es importante, no lo subestimes. En mi caso, no se trata sólo de escribir, sino de seguir aprendiendo de los demás. Eso también debe estar incluido en la agenda.
Tiempo organizado para escribir y aprender.
… o menos tiempo que antes
Es fácil pensar que todo el mundo tiene tiempo al estar encerrados durante semanas, pero no siempre es así. Además, todavía quedamos los que tenemos que ir a trabajar.
Hay padres que aprovechaban las horas escolares para escribir. Ese tiempo se ha reducido; deben reestructurar su jornada. Supongo que esto les pasa, sobre todo, a los que viven de la escritura. Lo supongo, aunque habrá casos y casos.
Tener a los niños en casa todo el día te obliga a rehacer tus horarios sin mucho tiempo para adaptarte. No es lo mismo que las vacaciones, cuando su pareja o los abuelos se llevan a los niños al parque. Esa opción no existe en estas circunstancias. Bueno, en Inglaterra sí, pero no en España.
Además, hay quien ahora trabaja desde casa, con niños de por medio. O sigue trabajando fuera de casa y no tiene ni tiempo ni ganas cuando vuelve al hogar. Las prioridades han cambiado.
Posiblemente, había quien se atrevía a escribir sólo cuando su pareja o sus padres no estaban en casa. Vivir con gente que te menosprecia, que te repite constantemente que escribir es una gilipollez, que no vale para nada y que ni para eso vales, te obliga a encontrar momentos escondidos. Si estas personas siguen escribiendo a pesar de todo eso, me quito el sombrero ante ellas porque merecen mi admiración. Son ESCRITORES. Por desgracia, ahora no están solos en casa y no pueden seguir escapando de su propia vida.
Sí, hay muchas situaciones personales en las que algunos escritores tienen ahora menos tiempo que antes.
Céntrate, que te me pierdes
Vale, tienes tiempo, eres de los afortunados que puede escribir durante este encierro. Además, has encontrado el equilibrio de la organización y has distribuido tus tareas a lo largo del día. Estupendo.
Eres disciplinado, que yo lo sé, y no tienes nada más que hacer en todo el día, aparte de aplaudir y hacer un Tetris con los rollos de papel higiénico.
A tu hora, montas toda tu parafernalia y te preparas para escribir, pero no sale ni una línea. Tu mente está conectada al mundo exterior y te cuesta desconectarla. Es normal. Nos está pasando a todos, o a muchos. No te culpes, no seas duro contigo mismo. Repito: es normal.
Si todavía no te ha tocado de cerca, me alegro y ojalá siga así. Si tienes algún familiar en, digamos, una situación de salud complicada, no pensar en la escritura y no querer escribir es lo más comprensible. Las palabras estarán siempre ahí, esperándote. No te preocupes, no te fuerces a escribir.
Hay quien me ha dicho que hay demasiado ruido en nuestra cabeza, y quien comenta que el silencio de la calle y los parques le resulta desconcertante. En ambos casos, la concentración es difícil. A pesar de eso, cada día nos ponemos ante el teclado o papel y lo intentamos. Una frase, un párrafo. No importa. Lo importante es mantener la rutina, la nueva rutina, y seguir avanzando. Ahí radica nuestro éxito.
Nuestro cerebro está acostumbrado a lidiar con los problemas cotidianos. Ha aprendido a alejarse de esos problemas, pero esto es otro nivel que nunca, ninguno de nosotros, había vivido y para el que no estábamos preparados.
La situación en mi trabajo ya es un poco más estable y la incertidumbre ha disminuido. No ha desaparecido, pero es más pequeña y me hace sentirme algo más cómoda sabiendo que, si no hay imprevistos, tendré más tiempo libre.
Con esa tranquilidad mental, he vuelto a escribir. No digo que esté produciendo algo fantástico, sino que estoy produciendo algo. De momento, no me preocupa la calidad. Hoy, después de dos semanas, he retomado mi rutina de colorear mientras escucho podcasts. Eso siempre me ayuda a enganchar la motivación. Cada uno tendrá su estrategia.
Busca o recupera tus momentos previos a la escritura. Entrena a tu cerebro, aliméntale de rutina, de horarios establecidos, de tareas programadas. Le encanta.
Otros artículos que pueden ayudarte
Como dije al principio, no soy la única que habla de este tema esta semana. No es porque pensemos que tenemos la respuesta al caos mental, sino porque queremos decir que no estás solo, que somos montones los que nos sentimos igual que tú y nos gusta aportar nuestro granito de arena para ayudarte a salir de este bloqueo.
Te dejo aquí dos artículos más, para que no te aburras demasiado.
Nuria Sierra – Recomendaciones para escribir en tiempos de crisis.
Yolanda Barambio (El tintero editorial) – Cómo motivarse para escribir en medio de una crisis.

¿Te gustaría recibir mis newsletters para conversar? Accede al formulario de suscripción desde aquí antes de irte o desde los menús en cualquier momento.

4 Comentarios
Iramesoj
Hola, muy buen texto.
Es muy cierto lo de que el tiempo por sí solo no funciona. Lo sé por experiencia pues me suelo quedar sin inspiración.
Realmente resulta triste que haya gente que les diga a los escritores que es una tontería la afición que tienen, realmente me sorprende. Creo que hay géneros literarios que están infravalorados (ej: la fantasía es para frikis, la novela rosa es para marujas), y los autores de estos géneros pueden recibir malos comentarios por parte de familiares, pero si escribieran ensayo, novela histórica, novela costumbrista, policíaca, etc no los recibirían, porque son géneros respetados.
Muy buenos consejos. Si no te molesta, te dejo un enlace de un artículo escrito por mí:
https://buscoeditorial.blogspot.com/2020/04/sobre-escritores-noveles-y-uso-de-las.html
Por último, te invito a que pases por forodeliteratura. Actualmente solo tienes pendientes tres textos, y si los comentas estos días, el lunes es tu turno de subir.
Si para el lunes no estuvieran comentados, sería mi turno de subir, pero prefiero (no es un sacrificio, en verdad lo prefiero), darte el plazo que mejor te vaya para que te pongas al día y subas texto tú.
Un abrazo
Isabel Veiga López
Hola, gracias por tu comentario.
He oído casos de gente que tiene que escribir fuera de casa porque su familia no respeta su afición, por eso he querido dar visibilidad a estas situaciones.
A ver si puedo pasarme este fin de semana por el foro. Lo pienso cada día, pero soy de las que todavía no ha organizado su tiempo. Es mi primera semana de confinamiento y me cuesta hacerme a la idea. Hoy mismo te leo. Saludos.
Anónimo
Hola, gracias por responder.
No dudo que existan casos de personas que tengan que escribir fuera de casa porque no respetan su afición, pero sería conveniente, para hacerse idea de la raiz del problema, saber qué tipo de cosas escriben.
Por ejemplo, creo que una mujer que escribe novela rosa podría tener problemas ya que sus padres podrían decir que “escribe cosas de marujas”, y si fuera un hombre el que escribe novela rosa lo podría tener aún más dificil en su casa, porque escribir esas cosas “es de mari…” en fin, no quiero poner tacos en tu blog, al menos sin permiso.
Con el género fantástico creo que ocurre algo parecido por un asunto generacional. Este género tuvo sus aficionados en España cuando se tradujo por primera vez la obra de Tolkien en el 78. Pero tuvo un éxito moderado, y la explosión de aficionados a este género comenzó en España a finales de los 80, asociada a los juegos de rol, lo que marcaba una brecha generacional entre quienes eran jóvenes en los 80 con los que lo fueron en los 60, que habían disfrutado de otras lecturas. Con la moda de las películas del señor de los anillos (década 2000), y la moda posterior de Canción de hielo y fuego, la afición por estos géneros quedó normalizada entre una generación joven. Sin embargo, para personas nacidas en los años 50, ese género puede parecer propio de “frikis”, que escriben “tonterías de dragones”.
También, un escritor cuya ideología difiere de la de su familia podría haber problemas con la escritura de ensayo o columnas de opinión, por razones obvias.
Sin embargo, un autor que escriba novela de detectives no creo que tenga problemas con la familia. Sherlock Holmes tuvo gran éxito, y se trata de libros que no son menospreciados por nadie. Algo parecido creo que ocurriría con el resto de géneros literarios (no veo menosprecio a los géneros que cultivaron Cela, Delibes o Reverte, por poner unos ejemplos).
En resumen, creo que el problema que tienen los escritores a los cuales no se les respeta su afición en casa no es que escriban, sino lo que escriben. De todos modos me parece un error, y se debería respetar cualquier escrito. Si no te gusta un género deja que lo escriban/lean otros, y si no te gustan unas ideas, rebatelas en vez de no respetar que alguien las escriba.
Isabel Veiga López
Es una aportación interesante que no había contemplado. Sin embargo, no es la situación que yo comento. Si alguien no te valora por el tema o género que escribes, primero tiene que saber qué escribes, tiene que haber leído algo tuyo o haber mostrado interés en algún momento.
Yo me refiero, por ejemplo, a una persona maltratada a la que no se le permite tener aficiones, a quien se menosprecia por todo. Si les pillan escribiendo, pueden incluso quitárselo y romperlo. Un caso que yo escuché era de una mujer que escribía en el coche mientras esperaba a sus hijos a la puerta del colegio; no le permitían escribir en su casa. Son situaciones extremas, pero reales y más habituales de lo que pensamos.
Muchas gracias por tu punto de vista. Lo tendré en cuenta.