SER ESCRITOR Y EMPRENDEDOR

Ser emprendedor para ser escritor

El día que decidimos tomarnos esto de la escritura de una manera más profesional, pensamos que todo lo que debemos hacer es terminar una novela, enviarla a editoriales y esperar a que nos lluevan las ofertas. No tenemos ni idea de en qué consiste trabajar como escritor porque hemos visto a “los grandes” en la tele, en sus despachos, escribiendo; hablan de cómo surgen sus ideas, de su rutina para escribir. Ninguno habla de tener otro trabajo -relacionados o no con la escritura- o de invertir su dinero en profesionales del sector o de mantener sus redes sociales activas. Y no hablan de eso porque antes no era así. Muchos nos hemos dado cuenta enseguida; otros prefieren seguir mirando al pasado y pensar “yo sólo quiero escribir”.

No todos tenemos las mismas metas, por supuesto. Que quieras escribir no quiere decir que quieras ser escritor o que quieras dejar tu trabajo para vivir de la escritura. Hay quien, a pesar de querer escribir por placer, prefiere estar informado y participa en grupos de escritores emprendedores. Es una fantástica opción porque significa que el día que decida ser escritor, si ese día llega, no se va a decepcionar, no se va a dar el tortazo con la realidad.

Muchos de nosotros, me atrevería a decir la mayoría, hemos pasado por:

– Etapa 1, el descubrimiento: no tenía ni idea de en qué consistía el trabajo de escritor hoy en día. ¿Tengo que hacer todo eso? ¿En serio? Blog, marketing empresarial, SEO, redes sociales… Pero si yo sólo quiero escribir.

– Etapa 2, aceptación: bueno, tiene sentido, quien algo quiere, algo le cuesta. Ser escritor es un trabajo, así que es normal tener que ocuparme de los aspectos legales y de autopublicidad. Acepto las normas y me pongo ya a trabajar.

– Etapa 3, el intermitente: no me llega el tiempo, no puedo, mejor sigo escribiendo por placer, yo lo dejo… No, no lo dejo, pero no doy hecho con todo, lo dejo. No, tengo que seguir. Me rindo, no me rindo, me rindo, no me rindo… Como la luz de un intermitente.

A veces, las etapas 1 y 2 llegan a la vez. Descubres la cantidad de chollo que se te viene encima y aceptas el reto; sigues informándote para empezar cuanto antes y empezar bien. Sin embargo, en ocasiones pasa tiempo, incluso años. No siempre es porque no quieres aceptar toda la inversión de tiempo y dinero que hay detrás, sino porque no es el momento, por los niños, por el trabajo, porque ahora no puedo…Cada uno sabe sus circunstancias y sus motivaciones.

La etapa 3 es una constante. Hay días en los que piensas varias veces “paso, hasta aquí he llegado, no puedo más”, y otros días en los que también lo piensas, pero sólo una vez y en voz baja. No todo el mundo la sufre, pero para la mayoría se convierte en parte de su rutina, como escribir, y es lo que les da fuerzas para seguir adelante. Vencer cada día la tentación de mandar todo a tomar por… viento, es un aliciente.

¿Por qué debo ser emprendedor si sólo quiero escribir?

A ver, diferenciemos. Una cosa es escribir y otra ser escritor. No todos los que escriben son escritores, aunque todos los escritores escriben. Si sólo quieres escribir, lo único que debes hacer es escribir, y no hay más. Puedes tener un blog, o escribir en alguna plataforma compartiendo tus textos, o guardarte lo que escribes porque te da vergüenza enseñarlo, pero no necesitas ser emprendedor.

Ser escritor es una profesión, un trabajo y, te guste o no, un negocio. Es importante asumir cuanto antes que debemos seguir ciertas pautas, como cualquier otro emprendedor, es decir, como alguien que tiene una idea de negocio y la saca adelante. Además, un escritor no vive sólo de vender libros, así que tendrás que buscar “co-trabajos” que te permitan sobrevivir en este sector.

Un emprendedor se hace autónomo para rentabilizar su idea, no trabaja por cuenta ajena, él se lo guisa y él se lo come. Sí, vale, puede trabajar por cuenta ajena mientras se prepara el terreno e, incluso, cuando ya tiene su proyecto en marcha, pero hoy no hablamos de las diferentes posibilidades que nos conducen a nuestra meta, sino de que se entienda el concepto de emprendedor.

Si quieres vivir de escribir, si quieres que se convierta en un trabajo a tiempo completo, HAZ QUE SUCEDA. No lo van a hacer las editoriales, no lo van a hacer los lectores. Tienes que hacerlo tú. Es tu sueño, tú luchas por él.

Soy un artista, no un vendedor

Para llevar a cabo tu idea de negocio, debes enterarte de qué pasos debes seguir para no darte el batacazo desde el minuto uno. Sí, he dicho “negocio”. Lo reconozcas o no, escribes para vender, y vender es un negocio. Tus libros son tu producto y quieres tener clientes que no sólo compren, sino que se apasionen con la compra y esperen ansiosos tu siguiente libro para volver a comprar.

Tienes que ponerte a estudiar y hacer bien tus deberes, que son tuyos y son tu responsabilidad; no esperes que nadie los haga por ti ni pienses que puedes copiar, como en el cole. Cada emprendedor y cada idea son diferentes, así que lo que ha valido para otro, puede que no te valga a ti. Tu proyecto de negocio tiene que seguir unos protocolos, sí, pero debe tener ese toque personal e intransferible que lo haga único. Usa tu creatividad artística para tus historias y para tus proyectos emprendedores.

Hace ya unos cuantos años, decidí usar mi tiempo libre en dar vida a tres diferentes negocios, cada uno a su tiempo, sin mezclarse. No tenía intención de dejar mi trabajo; quería, simplemente, estar entretenida con las ideas que tenía y ver cómo tomaban forma. Me gusta saber dónde me meto, así que me informé sobre los aspectos que debía tener en cuenta para no fracasar por cosas obvias. Si me iba mal, que no fuese por una tontería evidente.

Aprendí a hacer un plan de negocio, a preparar un análisis DAFO (debilidades, amenazas, fortalezas, oportunidades), a hacer un estudio de mercado, a identificar mi público objetivo, a planificar diferentes estrategias de marketing. La revista Emprendedores se convirtió en parte de mi paisaje hogareño cada mes y leía libros relacionados con emprendedores y planes de negocio.  Mi última empresa fue una tienda on-line, así que también tuve que aprender cosas de esas de tecnología y Google y posicionamientos y redes sociales y… Si iba a ser una emprendedora, quería serlo en condiciones. Y me fue bien. No tuve que dejar los negocios porque no tuviesen aceptación o porque no acababan de arrancar. De hecho, de haber seguido con ellos, es muy probable que estuviesen en marcha hoy en día (el de la tienda virtual no ha muerto del todo, aunque la tienda no está ya en internet).

Pero estamos aquí para hablar de ser escritor, de vivir de la escritura como un trabajo, como un proyecto emprendedor, y de eso he estado hablando hasta ahora. Todo mi aprendizaje como emprendedora me sirve en la actualidad para dar vida a lo que ha pasado de ser una idea perdida en mi mente, un hobby, a una posible posibilidad laboral, aunque sin dejar mi trabajo de momento, que me he esforzado mucho por conseguirlo y me gusta y lo necesito para forjar mis planes de escritora autosuficiente y para pagar las facturas.

Hoy en día, un escritor no es sólo una persona que escribe y envía manuscritos a editoriales que harán todo el trabajo. El escritor actual, el escritor emprendedor,  es el que escribe su libro y artículos para su web/blog, lee, está activo en las redes sociales, hace su propia promoción, controla las ventas de su libro, asiste a cursos para formarse en diferentes aspectos del sector, conoce el proceso que debe seguir su libro, está en contacto con todo tipo de profesionales de la escritura, sabe de marketing online y offline, invierte tiempo y dinero, interactúa con otros escritores… Si no estás dispuesto a hacer todo esto, es porque no quieres ser escritor, sino escribir. Es lo mismo, pero muy distinto.

La fase de negación

Posiblemente, cualquier excusa que me pongas, la he oído/leído ya varias veces de distintas personas. Que si todo eso te quita tiempo para el best-seller que estás escribiendo, que no te van a dar el Nobel de Literatura si gastas tu tiempo perdiéndote en una maraña de trámites legales y estrategias de ventas, que si todo eso es cosa de las editoriales, que si tu creatividad se ve resentida si la interrumpes para ser emprendedor, que si estás convencido de que todavía es posible ser un escritor de los de antes, que el arte no está en venta… Excusas. Estás en la fase de negación. Todo este asunto te sobrepasa o, simplemente, no quieres salir de tu zona de confort, y eso es muy respetable. No tienes que hacerlo si no quieres, pero entonces no deberías haber llegado hasta esta línea del artículo. Deberías haber parado cuando te lo dije al principio.

Sinceramente, nunca he pasado por la fase de negación. Al contrario, me ha encantado darme cuenta de que puedo usar mi creatividad, otra vez, para ser emprendedora. Mi experiencia anterior me ha ayudado a entender el porqué de emprender en la escritura.

En mi opinión, lo primero que debemos hacer para convertirnos en escritores, es aceptar la realidad vigente. Si no estás dispuesto a convertirte en emprendedor, si sólo quieres escribir y esperar a que los demás hagan el resto del trabajo por ti, no te decepciones cuando no veas los resultados de ventas que soñabas ni a las editoriales llamando a tu puerta ni a los lectores comentando tus libros en internet.

Escritor y emprendedor

Esa es la actitud. No es lo mismo ser escritor que ser emprendedor, pero tienen que ir de la mano y hay que dedicar tiempo a los dos. Es como ser un cocinero fantástico y querer montar un restaurante. Verás, que seas cocinero no quiere decir que sepas llevar un negocio, porque un restaurante es un negocio. Por eso, algunos restaurantes fracasan, porque están dirigidos por cocineros, no por emprendedores. Para sacar adelante un restaurante, tienes que ser emprendedor; para ser escritor, también. No sirve de nada haber escrito una saga que el propio Tolkien envidiaría, si no sabes venderla. El escritor emprendedor que tiene éxito es el que:

  • Es flexible. Prueba sus estrategias de negocio y está dispuesto a cambiarlas.
  • Es humilde. Vive en un aprendizaje continuo, escucha a los demás, acepta las críticas.
  • Sabe diferenciar el arte del negocio y estructura su tiempo para prestar atención a los dos por igual.
  • No trabaja en solitario. Está en contacto con otros escritores, profesionales varios del sector y, por supuesto, con los lectores.
  • Es realista y no se engaña a sí mismo. Analiza su sueño, su proyecto, para tener claros los objetivos. Sabe qué quiere conseguir, por qué y cómo conseguirlo.
  • Se marca metas realistas a corto, medio y largo (a veces muy largo) plazo. Se esfuerza mucho para conseguir esas metas, es paciente y acepta la realidad de tener que seguir en su trabajo actual hasta que va alcanzando sus propósitos.

Hay más, claro, pero es que yo sólo quiero escribir mi novela y este artículo me está quitando tiempo para conseguir el premio Planeta.

No olvides comentar. Cuéntame si has pasado por alguna de las etapas, si estás en la fase de negación, si aceptas el esfuerzo. ¿Te gusta escribir o eres escritor emprendedor?


Isabel Veiga López

¿Te gustaría recibir mis newsletters para conversar? Accede al formulario de suscripción desde aquí antes de irte o desde los menús en cualquier momento.

Novela Volver a Entender

6 Comentarios

  • Héctor Manuel Yong Villafuerte

    Un artículo muy interesante. Describes una situación real que debe ser considerada. Agradezco que compartas tu experiencia. Eso ayuda mucho.

  • Nuria

    Justo hoy necesitaba leer esto. Bueno, de hecho, he encontrado tu blog y tu artículo porque he buscado en google «la decisión de ser escritor».

    Me siento muy identificada con todo eso que has descrito. Es verdad que todos empezamos guiados por la idea romántica de vivir sólo para escribir, y un buen día nos damos cuenta de cómo es la realidad. Y sí, es agotador esto de ser emprendedora cuando lo que quieres es ser sólo escritora, pero, bien mirado, también es interesante eso de vernos a nosotros mismos como un negocio y tratar de sacarnos a flote y hacer que funcionemos y encontremos un lugar en el mercado. Porque está claro que si no conectas con un sector del público, no tienes nada, no hay carrera de escritora que valga.

    En fin, ahí seguimos, al pie del cañón. Ojalá llegue el día en que podamos ser emprendedores y escritores únicamente, y no tengamos la necesidad de compaginarlo con otro trabajo que nos dé de comer. Porque si ya es agotador escribir y emprender, dedicarte además a otra actividad profesional es la gota que colma el vaso de la paciencia y de las fuerzas. ¡Gracias por el artículo!

Dejar una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada.

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.

Esta web utiliza cookies propias y de terceros para su correcto funcionamiento y para fines analíticos y para mostrarte publicidad relacionada con sus preferencias en base a un perfil elaborado a partir de tus hábitos de navegación. Al hacer clic en el botón Aceptar, acepta el uso de estas tecnologías y el procesamiento de tus datos para estos propósitos. Personalizar Cookies
Privacidad