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Saber leer para saber escribir
Hace tiempo, en una de esas conversaciones virtuales sobre escritura, comenté lo importante que es la lectura para dedicarse a la escritura (qué raro, ¿no?). Alguien me respondió mencionando a una mujer que, siendo analfabeta, había «escrito» poesía y publicado tres libros. Por una vez, no me lo dijeron con intención de buscar una excusa para no leer, sino como un hecho, como un «vale, sí, pero hay quien ha llegado a escribir sin saber ni escribir ni leer». Y tenía razón, pero… Por ese «pero», te escribo hoy este artículo, a ver qué opinas tú. En primer lugar, me gustaría que conocieses a esa mujer: Jacinta Ortiz Mesa. Lee…
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Escribir de lo que sabes o escribir para saber
Siempre escuchamos eso de que los escritores debemos escribir de lo que sabemos. Tiene sentido, claro. Escribir de lo que no sabemos daría como resultado historias no creíbles y que el lector abandonaría enseguida, excepto si hemos hecho bien nuestros deberes de escritores: documentación. Parece bastante obvio que, si no sé nada de la religión Sij, no podré escribir una historia que gire en torno a ella. Más importante aún, no podré tener a un personaje Sij si no sé qué puede aportar a la historia ni cómo puede aportarlo. ¿O tal vez sí? Según mi experiencia, es posible. Escribir de lo que sabes Hay montones de libros que nos…
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Pócimas tecnológicas para escritores de hoy
Me gusta aprender. Soy la eterna estudiante. Cuando tengo que hacer algo nuevo, me dedico a leer tutoriales, a preguntar, a practicar. Quiero aprender a hacer las cosas sin depender de nadie. Me gusta ser independiente. Hace poco, sin embargo, contraté los servicios de MJ Moreno para que se encargase del tema de los formularios de suscriptores y todo lo que girase a su alrededor (gracias, MJ). ¿Por qué? Pues porque es algo que hay que hacer una única vez y me daba pereza dedicarle tiempo. Bueno, por eso y porque MJ acababa de lanzar su oferta de servicios virtuales para escritores y, oye, hay que apoyar a los compis…
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Por qué leen los niños
Miguel tiene siete años y odia el colegio; es lo que dice, que lo odia, aunque no es cierto. Nosotros, los adultos, los que trabajamos con Miguel, sabemos que no odia el colegio. Lo dice porque él cree que es así, pero la realidad es otra más personal, no escolar. Para un niño, no es fácil entender el porqué de algunos sentimientos ni las consecuencias de otros. Miguel pasa más tiempo enfadado que disfrutando de su infancia. Hemos avanzado y, por lo tanto, la actitud de Miguel va cambiando a mejor ―a mejor para él, se entiende―, pero aún nos queda mucho camino por recorrer. Lo que le pasa a…