Ni tú ni tu ego sois escritores

Un artículo con mala hostia

«Qué bonito. Me ha gustado mucho.»

Te estoy mintiendo y la culpa es tuya. Fíjate que he dicho y en lugar de pero porque no estoy intentando disculparme ni buscar excusas. Te estoy mintiendo porque tú lo quieres así, no hay más. Me lo has pedido a gritos con tus respuestas de animalito ofendido cada vez que te decía la verdad. Por eso, para que veas que te presto atención, te he hecho caso y te estoy mintiendo.

No eres diferente al resto, asúmelo. Cada vez que publicas una de tus historias, no lo haces para saber cómo mejorarla, no. Tú, como tantos otros, no publicas con la humildad del escritor, sino con la soberbia de quien se cree un genio. Déjame que te diga que ése es uno de los patéticos errores de quienes no sacan sus ojos de su propio ombligo, es decir, de sus propios textos.

Dejas que tu soberbia te ponga en un pedestal que no existe y te crees mejor que nadie, por eso no admites comentarios de mejora. No digo comentarios negativos, tipo «vaya mierda, está lleno de errores, la historia es malísima», que hay que ignorar sin pensar, sino comentarios de mejora, los que te ayudan a avanzar en el oficio de escritor. Incluso si no estás pensando en dedicarte a ello, si sólo quieres seguir escribiendo por placer, mejorar siempre es bueno, créeme. Ah, espera, que quieres que te mienta. Perdón. Mejorar es horrible, no lo hagas. Sigue escribiendo como lo haces, así me aseguraré de no tener competencia en el lado bueno, que es en el que quiero estar y por eso me esfuerzo en cada línea, en cada frase.

La falta de respeto con la que tratas a tus lectores, tu prepotencia rebatiendo sus opiniones demuestra abiertamente que no tienes ni idea de lo que significa ser escritor. Porque, espera que yo te lo cuento, ser escritor no consiste en escribir y ya. No, no. Es un trabajo largo en el que el ego, sobre todo el tuyo, que es grande y feo, no tiene cabida. Verás, hoy en día, que tenemos la gran oportunidad de interactuar con nuestros lectores, practicar la escucha activa y los buenos modales es una parte importantísima de nuestro oficio. ¿Te has fijado? No he dicho importante, sino importantísima, adjetivo superlativo, con su acento y todo. Así que eso de ir por ahí criticando a tus lectores y a sus opiniones, es muy absurdo, pero mucho.

No te vayas, que todavía me queda más que decir. Asumir las críticas, como la de este artículo, por ejemplo, es una de las primeras cosas que debe aprender quien quiera convertirse en escritor y publicar. Porque, claro está, si no vas a publicar, si nadie va a leer lo que escribes, entonces da igual porque no va a haber opiniones, ni negativas ni positivas. Pero si vas a sacar al mundo tus escritos, ay, amigo, entonces guárdate ese ego porque te va a estorbar y te va a hacer daño.

Ponte a trabajar

Si publicas para recibir aplausos, esfuérzate. Porque, ¿sabes qué? Resulta que el esfuerzo lo tienes que hacer tú, no los lectores. Si quieres que lean tus relatos, tus primeros capítulos de eternas novelas, y quieres buenos comentarios, ¡esfuérzate! Pero, claro, si eres de esos divos que hinchan el pecho con un «qué bonito, me ha gustado» no deberías cambiar nada de lo que haces.

A propósito del «qué bonito, me ha gustado», que sepas que eso no significa nada. Es muy posible que escribamos eso y ni siquiera te hayamos leído porque, oh, sorpresa, es una frase-comodín que se puede usar para todo, incluso para mentir, sobre todo para mentir, y para cuando no te apetece leer porque desde el principio ves que el escritor no se ha molestado en mimar ni a su texto ni a su lector. Voy a ser sincera aquí. Aunque he dicho que te miento, yo no comento si no he leído; tampoco digo que algo me ha gustado si no es cierto.

Mimar tu texto para mimar a tu lector, para atraerle, engancharle, que no pueda dejar de leer, que quiera comprar tu libro. Supongo que eso es lo que buscas, ¿no? Lectores leales que estén dispuestos a darte su dinero. Pues ponte a trabajar, no esperes que lo hagan ellos. Como ya te he dicho, no se trata sólo de escribir algo en media hora y publicarlo así, a palo seco, sin retocar, y pretender, para colmo, que todos te alabemos. ¿Quieres que te mienta? Vale, ahí va: qué bonito, me ha gustado. Porque si no te digo eso, si comento tus errores, tendrás una pataleta y, debido a tu comportamiento nada profesional, nada humilde, no volveré a leer nada tuyo. No, ni por equivocación compraré tu libro; olvídalo. ¿Qué yo me lo pierdo? (carcajadas sonoras).

No importa si tus historias son buenas o si tienes montones de ideas estupendas. Lo que importa, lo importantísimo, adjetivo superlativo con su acento y todo, es cómo las escribes. Si lo haces mal y no quieres reconocerlo porque tu ego te ciega, no ganarás lectores. Si, además, tienes los santos coj… tienes la osadía de discutir con quien te ha regalado su tiempo y, encima, ha analizado tu relato para ayudarte a mejorarlo, lo que ganas es anti-lectores, gente que, cuando vea tu nombre, no leerá ni la primera frase porque te asociarán no sólo con mala calidad sino con mala hostia. Pero, oye, no te preocupes, que no vas a estar solo. Tu ego, como tu desodorante, no te abandonará, estará siempre a tu lado diciéndote «qué sabrán ellos, no tienen ni idea, con lo buena que es tu historia y se atreven a criticarla, necios.»

Por si todavía no lo has entendido, te voy a regalar un poco más de mi valioso tiempo para explicarte que quien frena tu crecimiento como escritor no es el lector con su comentario honesto, sino tu ego. Piénsalo. Las personas que se toman la molestia de leer y comentar, pero comentar de verdad, no sólo un «qué bonito, me ha gustado», te están ayudando desinteresadamente. No ganan nada diciendo «el principio está bien, me ha metido en la historia, en el personaje, pero el final parece que está escrito deprisa para terminar.» En serio, no les pagan por eso ni nada parecido, pero tú sales ganando. Con ese tipo de comentarios, sabes con total seguridad que esa persona ha leído tu relato y ha querido dejar su opinión como lector. Si varias personas te dicen lo mismo, escúchalas. Si todo el mundo te dice que les ha gustado, sin añadir nada más, desconfía.

No eres escritor

Tu ego, que te está diciendo que no me hagas caso, está encantado de la vida con tus amigos y familiares. ¿Por qué? Porque crece con sus mentiras. A todos tus amigos les gustan tus historias, o eso te hacen creer. «Deberías escribir un libro,» te dicen, porque no saben lo que eso significa, pero es que tú tampoco tienes ni idea. Tu ego te envuelve, tapa tus oídos a los comentarios de desconocidos que dicen que no eres tan bueno, que te queda mucho por aprender. Te tapa los ojos para que no leas relatos ajenos ni blogs de escritura. Te has apuntado a grupos de escritores, pero no para mejorar, sino para compartir tus textos y esperar los aplausos. Ni siquiera te molestas en leer lo que el resto comparte. Cuando los aplausos no llegan, echas la culpa a los lectores, lloriqueas, «buuaaa, me has ofendido, cómo puedes decirme eso» y bajo ningún concepto agradeces el comentario ni entiendes la buena intención detrás de su honestidad. No la entiendes porque no eres escritor, porque no valoras a tus lectores, porque crees que sólo tú eres importante.

Mientras tu ego seca tus lagrimitas, esos lectores, que también son escritores y, algunos, con mucha experiencia, se alejan para no volver. Has perdido una oportunidad estupenda de aprendizaje y mejora, y la seguirás perdiendo. Tu ego y tú autopublicaréis un libro lleno de errores de todo tipo y os iréis a celebrarlo. Y, como has autopublicado, te autollamarás escritor y te reirás de los que decían que no eras bueno. Pues que sepas que ellos tienen más clase y no se reirán de ti. Simplemente, te ignorarán. Ni siquiera van a esperar a que te des la hostia, porque te la vas a dar, ni te van a decir que no publiques con esa editorial que te pide dinero. Y no te lo dirán porque no quieren otra de tus pataletas, «lo que pasa es que tienes envidia porque tú no has publicado.» Se guardarán sus consejos y te quedarás con tu ego en ese pedestal invisible que se desmorona a cada paso que das. Te lo he dicho al principio, la culpa es tuya.

Sé lo que estás pensando, «pues tú tampoco eres escritora, tus relatos no son buenos, tú sí que deberías aprender a escribir.» No te esfuerces. Esos comentarios no me afectan porque se nota demasiado que están escritos desde la rabia y la gana de ofender, y porque no ofende quien quiere, sino quien puede. Después de hablar tanto de ti, voy a hablar de mí, que para eso escribo yo.

Mi historia de aprendizaje

Después de años escribiendo para mí, un amigo me obligó a escribir en un blog. Eso fue allá por el 2007; más de 10 años ya. Escribía, escribía, pero no mejoraba demasiado. ¿Por qué? Porque nadie me decía que me quedaba mucho por aprender y que esto de la escritura es como cualquier oficio, hay que aprenderlo. Cuando leo aquellos viejos artículos y relatos, veo errores que ya no cometo y sonrío.

Mis amigos leían mis historias y me decían que estaban bien. Me cansé de recibir comentarios positivos. No me creía que a todo el mundo le gustase lo que escribía y me entró la paranoia de que todos me mentían. Así que, para salir de dudas, se me ocurrió apuntarme a un foro de literatura. «Nadie me conoce ahí, así que seguro que son sinceros.» Como ves, no somos iguales. Yo no necesito alimentar mi ego con mentiras. El mío crece más sano y florido con verdades. ¿Existen los egos sanos y positivos? El mío lo es.

Mi primera época en el Foro de Literatura fue estupenda. Aprendí mucho gracias a todos los foreros. Sus comentarios eran realmente interesantes, educados, aportaban valor. Gracias a eso, me atreví a salir de mi zona de confort y escribí microrrelatos, haikus, historias que no se me habrían ocurrido sin los retos que allí se proponían. Leía lo que publicaban los demás y aprendía de sus relatos y de los comentarios que les hacían. La creatividad se alimenta de la creatividad ajena.

Empecé una novela, aunque no tenía ni idea de técnicas ni de nada. Pensaba que, para escribir una novela, sólo hay que escribir y escribir, sin más. Inocencia de novata. Así que yo iba rellenando hojas que aún conservo, porque esa novela la terminaré, aunque sea en forma de novelette.

Más de diez años después, he regresado a ese foro. Está bastante vacío, pero sigue teniendo calidad forera. Muchos lo usan como tablón de anuncios para hacer spam de sus libros -no, promocionar no es lo mismo que hacer spam-, pero esas publicaciones se eliminan sin piedad. Los comentarios siguen siendo valiosos. Me encanta cuando me hacen alguna sugerencia que me hace pensar en hacer cambios en mi texto. Analizo esos comentarios y, haga el cambio o no, doy una respuesta razonada. Hoy en día, sigo aprendiendo, aunque ya estoy en posición de ayudar a los demás.

Renovarse o morir

Tú, dentro de diez años, estarás donde estás ahora. Sí, puede que publiques más libros, incluso más que yo y que Pérez-Reverte juntos, pero la calidad seguirá siendo pésima.

No te preocupes, que aún estás a tiempo de cambiar. Voy a suavizar mi tono. Aprende a aceptar las críticas, experimenta, reescribe, cambia mil veces el principio, elimina párrafos. Si una sugerencia no te convence, explica el porqué, expón tus motivos, arguméntalos.

Al principio, aceptar cambios en nuestros textos es difícil. Buscamos excusas para no borrar nada. Sin embargo, cuando estamos ya más curtidos, eliminamos sin piedad, incluso un capítulo entero, y volvemos a empezar. Cambiamos a un personaje sin inmutarnos, o lo eliminamos de la historia y tan contentos. Atrévete a hacer lo mismo. Aprovecha la oportunidad de estar en contacto con otros escritores y aprende, aprende, aprende.

Esto no va por ti; va por todos

Este artículo no ha sido escrito para una persona en particular. Ojalá pudiese decir que me tropecé con una sola persona así de prepotente y absurda, pero no. La actitud que describo, la encuentro en diferentes ególatras que les da por escribir y nos presentan sus obras como si nos hiciesen un favor. Lo mejor es ignorarlos y seguir con nuestra vida.

Pues, hala, que me he quedado a gusto, más o menos.

Artículos ajenos sobre el mismo tema

Sobre escritores noveles y el uso de las tecnologías actuales


Isabel Veiga López

¿Te gustaría recibir mis newsletters para conversar? Accede al formulario de suscripción desde aquí antes de irte o desde los menús en cualquier momento.

Dos libros (Volver a entender, A Friend of Dorothy Again), dos marcapáginas, en la arena, al lado de una estrella de mar.

18 Comentarios

    • Isabel Veiga López

      Lo sé, jajaja. Lo pensaba al escribir el artículo, pero yo me he quedado muy a gusto. Sé que quien lo lea hasta el final, no se sentirá identificado ni se dará por aludido. Gracias por comentar. Saludos.

    • Isabel Veiga López

      Buena descripción 😀 Hoy en día, es difícil no tropezarse con ellos. Muchos grupos de escritores no son realmente de escritores, sino de esos “juntaletras” que sólo buscan aplausos con textos pésimos. Gracias por pasarte y comentar.

  • Iramesoj

    Grandes reflexiones. En general (ahora comentaré los “peros”), me ha gustado mucho el artículo.

    He de reconocer que con frecuencia discuto las críticas que me hacen. Odio hacerlo, porque temo dar la imagen de tener ese ego que describes y, por tanto, no aceptar las críticas… pero por otra parte a veces no soy consciente de que lo que me están señalando como fallo lo sea (cada vez que discuto las críticas, las agradezco primero y doy esta explicación a continuación para evitar malentendidos). Con esto quiero decir que objetar a las críticas no siempre es consecuencia de un ego grande que no acepta que le corrijan.

    También creo que los comentarios negativos y los comentarios de mejora no tienen por qué ser cosas excluyentes: un comentario puede ser negativo y ayudar a mejorar. Lo malo son los comentarios destructivos. Para mí un comentario negativo es el que muestra de modo objetivo, que el texto tiene notables fallos. Un comentario destructivo es el que usa un lenguaje peyorativo que puede desanimar al escritor (ej: vaya basura) o comenta usando sus propias preferencias como una vara objetiva de juzgar el arte (ejemplo: uno que dijera que la novela romántica es mala sencillamente porque a él no le gusta). He conocido algún caso de este tipo de comentaristas.

    Sin embargo, no he encontrado aún a gente que no acepte que le pongan pegas a su texto, aunque creo tu testimonio.

    Lo que dices de los comengarios del tipo “que buena historia, me ha encantado” es algo que como escritor novel que usa internet, me preocupa mucho.

    Estos comentarios son sospechosos de no haber leido el texto, ya que no mencionan nada del mismo, y pueden haberse hecho solamente para que los textos de quien comenta de este modo reciban visitas a cambio o cualquier beneficio egoista similar. Y por desgracia proliferan mucho en las webs literarias actuales.

    Creo que la única web actual donde la experiencia puede ser muy enriquecedora para los escritores es Fantasitura. Hace diez meses cerró Foroescritores.es y fue una gran pérdida, pues también funcionaba muy bien (aprendí mucho allí). Las redes sociales literarias me parecen muy poco edificantes para los escritores, pues la estructura de ellas fomenta que más de la mitad de la actividad sea de comentarios ambiguos, “follows” y “likes”… y por supuesto, las críticas constructivas y comentarios elaborados brillan por su ausencia. Los foros son menos malos que las redes sociales por ese aspecto, aunque tampoco se libran de comportamientos de ese tipo.

    Sobre Foro de Literatura, podría ser un gran sitio (por lo que comentas algún día lo fue) para escritores si hubiera menos spam de “hola, leed mi libro” y más interés en ayudar a otros escritores comentando textos ajenos. ¡Aunque podría ser peor! (lo de los spammers es malo, pero al menos no tratan de engañarte diciendote que les ha gustado un texto que ni siquiera han leido). Merece la pena reconocer la labor de Amparo por llevar las riendas en estos momentos. Si fuera por ella o por usuarios como cehi o tú, sería un sitio espléndido, pero de un tiempo a esta parte, todos vienen a “hablar de su libro”.

    Aparte, me ha parecido interesante lo que comentas de la diferencia entre los comentarios de los conocidos y los desconocidos.

    Por cierto, ¿de aué va tu novela?

    Un saludo.

  • Isabel Veiga López

    Voy a ir por partes, para no dejarme nada. Lo primero es lo primero, y eso es dar las gracias por leer y por comentar. Ahora, vamos al tema 🙂

    En ningún momento he dicho que esas personas rebatan las críticas. No las rebaten ni las discuten, no las razonan… Nada. Lo que digo es que les parece mal que comentes un fallo, se ofenden, o te ignoran o te responden con sarcasmo. No quieren oír/leer que su relato no es el mejor del mundo mundial y parte del extranjero. Ni siquiera se plantean si tienes razón o no. Les has resaltado un error públicamente y te has ganado un enemigo ofendido, es así.

    Con comentarios negativos me refiero a esos comentarios destructivos que mencionas. Resaltar algún fallo no es algo negativo si el comentario está bien hecho. Comentarios positivos, de mejora, que no implican aplausos, sino ayuda. Podría haberme explicado mejor, definir más lo que entiendo por comentario negativo, como has hecho tú, pero no se me ocurrió. Para que no lleve a confusión, corregiré esto. Gracias por mencionarlo.

    Por los comentarios anteriores, puedes ver que no soy la única que está cansada de encontrarse ególatras. La ventaja es que ahorro tiempo porque ni leo ni comento.

  • Adela Castañón

    Genial artículo. Lo he leído hasta el final y, por supuesto, no me doy por aludida. He hecho (y sigo haciendo) cursos de escritura y siempre pido a los compañeros que se pongan «gafas de bruja» para leerme y comentarme, y les pregunto si quieren que yo haga lo mismo. Escribo porque me gusta. Conozco mis puntos fuertes. Y si busco aprender en compañía agradezco mucho más que me abran los ojos y, hasta la fecha, ninguna crítica ni ningún comentario me ha hecho mirar a nadie por encima del hombro. Al contrario, al menos dos terceras partes de lo que me han corregido o enmendado me ha parecido bien, y si algo no lo ha hecho, he preguntado, o hemos argumentado, y todos tan amigos y yo agradecida.
    Pero me encanta esta entrada porque es cierto que con algún lumbrera así he tropezado alguna vez. Y, como bien dices, lo he arreglado al momento pasando del tirón en mis comentarios a ese socorrido «que bonito». Y hemos seguido tan amigos (o pareciéndolo), y cada uno a su casa y Dios a la de todos, como suele decirse.
    Enhorabuena por el artículo. Me ha gustado mucho (y no, no te digo «qué bonito»), que de verdad que lo he pasado muy bien mientras lo leía, y por eso me ha apetecido dejar aquí mi pequeño granito de arena.

  • Isabel Veiga López

    Muchas gracias por leerme y comentar. No te preocupes por el acento; todos tenemos erratas, que no errores.
    Me ha encantado lo de «gafas de bruja» 😀
    Creo que cada vez hay más gente así, y la culpa es de los administradores de grupos y foros que no controlan esas cosas. Comentarios vacíos, o con prepotencia, faltas de ortografía y puntuación como para crear otra RAE.. En fin, paciencia.

  • Gary-D-Crowley

    Vaya, me ha gustado la forma en que escribes. Muy bueno a la hora de dedicarlo a esos escritores noveles consumidos por su propio ego, y también para aquellos con ganas de mejorar.

  • Isabel Veiga López

    Hola, Gary. Qué gusto verte aquí. Gracias por venir.
    Me apetecía dar una bofetada de realidad, que a todos nos hace falta a veces 😀 Aunque quienes más la necesitan, se ofenderán en lugar de aprender de ella.

Dejar una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.

Esta web utiliza cookies propias y de terceros para su correcto funcionamiento y para fines analíticos y para mostrarte publicidad relacionada con sus preferencias en base a un perfil elaborado a partir de tus hábitos de navegación. Al hacer clic en el botón Aceptar, acepta el uso de estas tecnologías y el procesamiento de tus datos para estos propósitos. Personalizar Cookies
Privacidad