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Las librerías no son templos sagrados, aunque nos gustaría
Me encantan las librerías. Las bibliotecas también. Librerías y bibliotecas y ferias del libro y hablar de libros y leer libros y escribir libros. No soy rara, soy lectora y, además, escritora. Sí, me atrevo a llamarme escritora. No creo que me equivoque si afirmo que todos los lectores disfrutamos cuando entramos en un lugar lleno de libros, sea un negocio, un lugar público y gratuito, una casa. Hablemos de librerías Centrémonos en los negocios físicos que venden libros, en esas tiendas que tienen un olor particular e hipnótico que nos hace sentir que estamos donde debemos estar, que pertenecemos a ese lugar. Por alguna extraña razón ―y por culpa…